sábado, 4 de agosto de 2007

La otra cara del cobre chileno





Desde hace ya un buen tiempo que los movimientos sociales y sindicales en Chile están dando mucho que hablar tanto para la prensa televisiva, como de la sociedad en general de nuestro país, que no palpaba estos crudos fenómenos desde el gobierno militar. Parece ser una exageración a simple vista, pero el gobierno de la presidenta Bachelet ha tenido que enfrentar la bien conocida por todos revolución “pingüina” del año pasado. Este año hemos visto las crudas imágenes de las poblaciones de la capital, conmemorando días de odio nacional como del “joven combatiente”, o enfrentar el legitimo descontento de la población contra el fracaso del transporte público en la región metropolitana.
Hace un par de meses las noticias daban a conocer un incidente que dejaba como saldo una víctima a manos de carabineros ante una toma de una vía vehicular, en donde trabajadores subcontratistas de las forestales exigían reajustes en sus salarios y un trato igualitario ante sus pares trabajadores contratados como personal de planta de la forestal en que ellos prestan sus servicios. Esta situación irregular se prolongaba por mucho tiempo y como todos los conflictos laborales en Chile, tienen que haber muertos, heridos, violencia policial o vandalismo, para que las autoridades y los actores de la sociedad tomen conciencia de la dramática situación que viven miles de chilenos en sus puestos de trabajo.
Pero esto es mas bien la ante sala del gran conflicto laboral que esta viviendo en este último tiempo en sus diferentes divisiones que se extienden desde el norte grande, hasta la sexta región del libertador general. La minera Codelco la gigante estatal de reconocida fama mundial, ha visto como su producción es dañada por las continuas paralizaciones y hechos de violencia que los trabajadores de servicios externalizados han realizado para darle a conocer al país que sus demandas es la lucha, según ellos de muchos trabajadores chilenos, que ven como son tratados de manera muy vejatoria al ser contratados como trabajadores de segunda clase.
Esto se transforma en un problema grave ya que no solamente hablamos de bajos salarios ni de irregularidades en los contratos de trabajo, sino de desigualdades entre los mismos trabajadores de una misma empresa, al tener uno de ellos grandes salarios y un fuerte protectorado de sus sindicatos, mientras que el resto de los trabajadores contratistas se tienen que conformar con un salario muy por debajo del resto de sus compañeros y soportando diferentes irregularidades e incertidumbre de las agencias de sus empleadores.
También la diferencia se hace notar al momento de conocer sus sindicatos que agrupan a los trabajores de codelco, estos poderosos sindicatos trabajan conjuntamente para que sus afiliados mantengan intactos sus múltiples beneficios. Pero estos se han transformado en una vergüenza por la sencilla razón de ser un bastión de las diferentes organizaciones de trabajadores que manifestaban su defensa incondicional a los trabajadores de Chile, pero que sin embargo cuando se trata de ser solidarios y apoyar las demandas de sus compañeros contratistas, reaccionan de una manera desinteresada pocas veces vistas en temas laborales, sencillamente porque estos podrían perder fuerza y sentir que sus grandes intereses acumulados por estos largos años de nacionalizado el cobre, se verían trastocados por las nuevas demandas de los trabajadores contratistas.
Pasemos al otro bando, la empresa estatal de codelco no ha podido enfrentar a los sindicatos que agrupan ha su personal de planta. Es esta situación que los diferentes directorios que fueron presididos y que actualmente dirigen a la empresa, empezaron a desarrollar su productividad y rentabilidad a base de este nuevo procedimiento para adquirir la mano de obra, suficiente de distinta índole y calificación que le permita a la minera desprenderse poco a poco de los sindicatos en su conjunto y con los trabajadores de manera individual, rompiendo así definitivamente los grandes sueldos que están por sobre cualquier margen de remuneración a nivel nacional.
Así la subcontratación demostró ser la vía más práctica, para seguir el ejemplo de sus vecinas mineras privadas que se extienden a lo largo del país. El problema que los contratistas no soportaron las brutales diferencias en los derechos individuales y colectivos de los trabajadores, como así mismo en sus remuneraciones. Así los contratistas exigieron negociar directamente con la empresa estatal, otra vez argumentando que el Estado y el gobierno es el que tiene a cargo la administración de codelco y estos no pueden hacer oídos sordos, ante tan graves desigualdades laborales. Todo esto se produce porque, uno de los estandarte de la campaña actual del gobierno de la presidenta Bachelet, es la reivindicación de los derechos laborales, con especial énfasis en la subcontratación, recordando que a comienzos de año se promulgo la ley Nº 20.123 de subcontratación laboral, que fue bien celebrada en el gobierno.
Creo que Chile y los que están al frente de la nación deben anticiparse a los hechos, para evitar situaciones de violencia. Sabiendo muy bien que las crisis laborales en la historia de nuestro país, han sido escritas con sangre en sus paginas, dando a conocer cruentas tragedias y consumado hechos belicosos. Aquí el problema no es contra la subcontratación, ni de la explotación de nuestros recursos por parte del Estado, ni menos en contra de los sindicatos. Hablamos de equidad con una mayor justicia social, para todos los trabajadores siendo una buena alternativa legislar y crear puentes de diálogos con los diferentes actores de la producción y economía nacional. Así evitaríamos muchos conflictos que están creando poco a poco un ambiente muy enrarecido en nuestra sociedad, con los miedos a que esto se convierta en una bomba de tiempo que en cualquier momento reviente en nuestra propia cara. Recordando una vez más que en casi todos los sectores de la economía del país, las empresas están trabajando con personal contratistas y no sería extraño que este mismo perfil del conflicto se repita a otro sector de la productividad nacional.
Es precisamente que en los últimos meses el presidente de la conferencia episcopal, monseñor Alejandro Goic, se ha referido al sueldo “etico” y no sueldo mínimo. También afirma que el país necesita urgentemente un "pacto social", para evitar lo inevitable si no hay una reacción fuerte y definitiva al problema de las desigualdades sociales y justicia social en Chile.



Bastian Pinto San Martín

1 comentario:

Juventud Democrata Cristiana Progresista de Valparaíso dijo...

Estimado

su articulo fue publicado en
www.jdcprogresistavalpo.blogspot.com

un abrazo grande

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