El siguiente texto quiere enfocar una nueva mirada del partido Demócrata Cristiano, hacia las familias de Chile más desposeídas. Es una visión en donde creo que el partido debe trabajar para así renovarse, con ello lograr que nuestros sueños y proyectos políticos se concreten para beneficiar a nuestro país.
En el mes de octubre celebraremos el congreso ideológico del partido demócrata cristiano de Chile. Es esa misma razón que ya muchas personas empiezan a discutir y escribir numerosos artículos sobre quien tomara el timón del barco, brújula y destino a seguir. Pero soy un convencido de que unos de los temas que tiene que estar en discusión es el porvenir Chile. Es en esta situación en donde aflora el bicentenario fecha que estamos muy ansiosos para recibirla, por la trascendencia que es de celebrar los doscientos años en donde hemos visto como el Estado y la ciudadanía se preparan para recibir esta gloriosa fecha de soberanía e independencia nacional. Mi análisis esta orientado a una visión de cómo queremos llegar al bicentenario, teniendo en cuanta muchos factores de signo negativo y es que creo que el alma de Chile es la que tenemos que renovar. Cuando me refiero al alma de nuestro país, es del sentimiento del ciudadano común que no tiene muchas razones de verdad para celebrar. El proyecto bicentenario que se empezó a gestar desde el gobierno del presidente Eduardo Frei, esta trabajando sobre la renovación y construcción de los nuevos rostros de nuestras ciudades. Esto a sido un verdadero ciclón de mega proyectos que ha traído bienestar a todos nosotros, ya que estos proyectos arquitectónicos han sido capaz de integrar a las personas, con la construcción de paseos y bibliotecas, como museos que antes se encontraban abandonados o menospreciado por la autoridad.
Los pilares de hormigón se empiezan a mover, creando verdaderas fortalezas que con su belleza quieren recibir a Chile como un país prospero lleno de vitalidad y juventud.
Sin embargo vemos que los grandes centros comerciales, carreteras, paseos, plazas y edificios son una cuota de lo que en verdad tenemos que construir. El bicentenario no solamente tiene que ser concreto sino también la construcción de un sistema de protección social, con trabajos dignos y salarios justos que permitan una verdadera tranquilidad al hombre trabajador, pero lo más importante es que los cambios tienen que ser percibidos por la gente y no publicidad que muchas veces resulta engañosa.
La situación en Chile actualmente esta siendo carcomida por esta especie de limite extremo que los hogares chilenos están viviendo el día a día por la falta de oportunidades y de una inseguridad de tan nivel que muchos optan por invertir tanto su dinero como tiempo en vivir el presente, postergando para siempre los sueños de prosperidad y felicidad que deberían tener en el futuro y es que la situación es de tal gravedad que muchos optan por cerrar los ojos y depositar sus esperanzas en sus hijos para que su suerte no los abandone como le sucedió a ellos.
La historia no enseña en sus voluminosas paginas, que los males que afectan a la sociedad aunque parezcan apocalípticos siempre se logran superar, con un esfuerzo mancomunado de todos los actores sociales y de lideres que evitan el papeleo, por una acción rápida, oportuna y llena de astucia ante situaciones de como maniobrar para reflotar el buque.
En estos momentos es en donde el partido demócrata cristiano debe orientarse para enfocarse mas minuciosamente a la nueva clase trabajadora, como a los sectores de bajos y medios recursos que constantemente tienen que cargar con todo el gasto familiar, sin que reciban ninguna ayuda por parte del Estado que le signifique un verdadero alivio, como lo dije anteriormente para poder prosperar y mirar con desafío el futuro. Toda esta acción debe ser minuciosamente estudiada por todos quienes componemos el partido, otorgando y delegando a la gente más especializada en materias que comprendan en realizar los cambios relativos a una mayor protección social del Estado.
Todo el estudio antes mencionado no puede transformarse en lectura ni en análisis de forma enclaustrada en cuatro paredes, sino mas bien en una planificación de la estrategia a seguir, que comprenderá en una mayor disposición de tiempo para salir a terreno, que se transforme posteriormente en hacer seguimientos para concluir con un resultado final, lo que nos entregara un dato real de fuentes positiva, para atacar el problema desde su gestación. Nuestros compatriotas tampoco necesitan ni pueden ser vistos como ratas de laboratorios, sino que nuestra intervención tiene que ir acompañada con conversaciones sanas, francas en donde hablaremos de como perciben la realidad y que hace falta para encontrar esa verdadera paz en su hogar. Es que soy un convencido de que cuando una familia le cuesta llegar al mes para comer o que si los compromisos de salud o estudios son violentados por la ausencia o escasez de recursos económicos, se empieza a mermar la familia ya que muchos de ellos son tentados por trabajos de baja remuneración, pero lo que es peor en pleno siglo XXI, por trabajos indignos en donde las condiciones de higiene, salubridad y seguridad, causan los tratos más vejatorios que menoscaba total o parcialmente la integridad de madres y padres. Desesperados por la supervivencia o simplemente la de generar alguna nueva entrada de dinero, que beneficie a sus hijos y estos puedan ser gente de bien para Chile. Todas las recopilaciones después del estudio, serán entregadas a las autoridades correspondientes que incluyen a los personeros del gobierno, como a los parlamentarios y lideres junto a los actores políticos y de la sociedad en general.
Esto permitirá una gran discusión a nivel nacional en donde una mesa cobijara, a todo el engranaje que mueve a la sociedad chilena, pero ahora si tendrán que ser escuchados los sindicalistas, jefes o jefas de hogar, pobladores, agricultores y trabajadores en general. Toda esta discusión es el punta pie para empezar a redactar una política real y duradera que sea elevada a un nivel de plan nacional contra la injusticia social que nos permita emprender con éxito esta empresa. Entonces como demócratas cristianos tenemos que enfocarnos para erradicar estas desigualdades, solo así lograremos el verdadero reconocimiento de nuestro partido a nivel nacional. En nuestros tiempos tenemos que mantener viva la esperanza que es la de repetir nuevamente como en los viejos tiempos llenos de romanticismo y pasión por la falange que en la década del sesenta, logro vencer el mito que rodeaba a la nueva sociedad mundial, en donde la opción estaba centrada por el capitalismo o el socialismo totalitario.
La juventud es la principal llamada a servir para emprender en este desafío, porque deberán reconocer el camino que construyeron, para que en los años venideros, ellos puedan saber donde pisan y hacer frente a las nuevas problemáticas sociales del mundo moderno de Chile. Con esto mi llamado es sencillo y es el de trabajar por el porvenir de nuestro país, me refiero a la construcción de una nación soberana, desarrollada en donde el mercado logre crear la competencia necesaria para fomentar precios justos y en donde el Estado logre subsidiar o intervenir en materias en donde el individuo, que se vea desprotegido ante la imposibilidad de elegir, pueda ser socorrido a tiempo, con esto lograremos poder lucirnos ante el resto de los países de la región, de poder contar con una verdadera democracia.
Con esto quiero dejar plasmado que la democracia cristiana desde sus inicios ha querido defender el trabajo digno y contrario a cualquier formula de explotación arbitraria, injusta e inhumana que los chilenos sufrieron afines del siglo diecinueve y a casi la mitad del veinte sufrieron los trabajadores y las familias de Chile. Actualmente las mismas reivindicaciones son tapadas con el fuerte crecimiento económico que no es malo, pero tiene que ser con un rostro solidario. Es en este ultimo fundamento en donde tenemos la obligación de practicar nuestros mas nobles y virtuosos valores que forman parte del humanismo cristiano, considerando que esto ultimo, nos motiva para hacer una política benefactora donde nos esforzaremos el doble para servir a Chile y todos los actores en general que verdaderamente sientan el llamado ha construir una patria justa, humana y solidaria.
Se despide fraternalmente y saludando a todos sus camaradas.
Bastian Eduardo Pinto San Martín
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