Inversión o gasto militar

Chile en los últimos años ha desembolsado una cuantiosa suma de dinero con el objetivo de modernizar sus fuerzas armadas. Las criticas han sido desde todos los frentes del mundo político, argumentando que para armamento hay dinero mientras que para gasto social e inversión estatal como gran cosa se anuncian ciertos recursos que a la larga no logran satisfacer las necesidades de la población. Por otra parte el gobierno conjuntamente con el ministerio de defensa replican que solamente se están reemplazando las antiguas, obsoletas e inoperantes maquinas por tecnología de avanzada que nos permitiría mantenernos a la vanguardia militar por varias décadas. Las fuerzas armadas aparte de sentirse muy satisfechas por las nuevas adquisiciones aluden que las elevadas cifras en gasto de defensa no simboliza una carrera armamentista con nuestros países vecinos, sino mas bien que los nuevos equipos son de un elevado costo, por su calidad y gran operancia a la hora de realizar los ejercicios tácticos, pero que son solo piezas de recambio, por lo que el país debe sentirse orgulloso y tranquilo ya que los recursos del Estado se están gastando de manera responsable. También hemos percibido que toda la renovación militar se ha hecho de manera muy transparente, teniendo especial cuidado con la delicada frase “Carrera Armamentista”. Aunque esta teoría puede echarse abajo ya que en los últimos años hemos visto como las diferentes instituciones castrenses solidarizan entre si, mediante múltiples gestos de camaradería la que incluyen los intercambios y capacitación del personal militar, los que por lo general terminan con los famosos ejercicios en conjunto. Esto nos enseña lo que hace varios años se viene diciendo, la tensión con nuestros vecinos países lo provocan los políticos y muy rara vez los militares.
Las criticas mas radicalizadas por esta renovación de material son lanzadas desde los diferentes movimientos sociales que aseguran que Chile no puede seguir gastando millones de dólares en armamento, mientras que las necesidades más básicas no pueden ser absorbidas por el Estado, además culpabilizan que las fuerzas armadas no pueden más depender de la famosa asignación que las ventas del cobre le son entregadas para el financiamiento de la defensa nacional, recordando que esa asignación Ley fue promulgada por el gobierno militar. Teniendo en cuenta que el cobre chileno a alcanzado cifras record en estos últimos años, podrán imaginarse lo robustecidas que se encuentran las arcas de la defensa militar, lo que en gran parte, podría justificarse esta renovación.
Pero mi análisis es el siguiente, fuera del enorme gasto que significa renovar a la fuerzas armadas y de las muchas necesidades que tiene este país, arrastrando una deuda social enorme. Es de extrema necesidad tener fuerzas armadas instruidas, capacitadas y entrenadas para mantener la paz con la gran estabilidad que gozamos y necesitamos para concretar todas nuestras aspiraciones de un país emergente económicamente, con una democracia saludable y con un rostro solidario. Las instituciones de la defensa nacional hablan de la famosa disuasión, de los posibles agentes externos que pudiesen agredir al país, teniendo presente que para lograr una verdadera disuasión se necesita de este nuevo material bélico, al parecer suena obsoleto hablar en pleno globalización de guerras limítrofes, más si se trata de países en donde tuvimos conflictos hace más de cien años atrás. Pero no es menor mi curiosidad que prácticamente todo el nuevo material bélico, hablamos de los temidos y envidiables caza bombarderos F-16, los tanques Alemanes Leopard II, como de las nuevas fragatas y submarinos que se encuentran en el norte y sur del país.
Pero antes de creer en posibles ataques de nuestros países vecinos, sigo afirmando que esta renovación obedece al nuevo rol que esta cumpliendo el Estado de Chile, como un país líder en la región, en donde cada vez somos más participes en las decisiones de la comunidad internacional, como así mismo la de concretar la verdadera integración hacia el nuevo orden del mundo que también reporta obligaciones como la de cooperar en las diferentes misiones de paz y humanitarias que realiza Naciones Unidas llevadas a cabo en su mayoría por las instituciones castrenses. Chile en la actualidad participa muy fuertemente en misiones de paz como en Haití, Kosovo y Timor Oriental. Esto nos dice que por lo complejo de estas operaciones se necesita gente bien entrenada con equipos y materiales adecuados, para cumplir en excelentes condiciones las misiones asignadas y de representar a Chile de manera eficiente con un alto grado de profesionalismo. Por lo mismo es que todo este gran presupuesto que impresiona a cualquiera, son el producto de nuestra hegemonía e influencia cada vez mayor, por lo mismo es que no solamente el gasto va destinado para nuevos aviones o tanques, sino en la capacitación, bienestar y equipamiento del personal que es enviado a las diferentes zonas de crisis humanitaria.
La discusión seguirá por un largo tiempo en nuestra sociedad y es que tanto en países ricos, como en pobres no conozco a ninguno en donde no se discuta, critique y rechace el presupuesto militar. Esto nos hace pensar nos guste o no, que la defensa sigue siendo una política elemental para cualquier Estado, por muy pequeño o poderoso que sea ya que en guerra o en paz se requerirán de las mismas fuerzas, para combatir a un enemigo tanto invasor con rostro descubierto o a un enemigo en tiempos de paz con rostro cubierto en donde el hambre, terrorismo y las guerras civiles parecen ser nuestra tercera guerra mundial.


Bastian Pinto San Martin