lunes, 7 de enero de 2008

Conflicto mapuche, el último epílogo de la historia




Estamos próximos a celebrar el “bicentenario” una fecha que nos enorgullece como una república respetada en el mundo y con mucha preponderancia en la región. Sin embargo, han transcurrido los años y hemos olvidado el duro conflicto que mantienen los pueblos originarios de la región de la araucanía con el Estado de Chile. En el último tiempo hemos vistos como se han recrudecido los actos de violencia, sabotajes y atentados contra la propiedad pública y privada, como también contra toda persona que libremente transitan por las rutas de comunicación terrestre del sur del país. Muchos de estos actos han sido atribuidos por grupos de resistencia de origen mapuche como la “coordinadora Arauco malleco” que obedece a una organización unificada de varios grupos indígenas que habitan en el limite de las regiones XIII y IX. En muchas zonas en donde se vive el conflicto se respira un aire de guerra y es de suponer esta observación, entendiendo que la fuerza policial asienta un fuerte numero de contingente que muchas veces provienen de unidades especializadas, como fuerzas especiales y grupo de operaciones especiales. Los chilenos en su gran mayoría desconocen el conflicto sumidos en una gran ignorancia y se sorprenden aún más cuando se habla más en el extranjero con las diferentes muestras de preocupación, solidaridad o repudio del conflicto mapuche que en nuestro propio país. El desconocimiento es total en la población fuertemente influenciada por los medios de comunicación que no cubren el conflicto con sus reales dimensiones ya que por lo general se presentan las camaras y microfonos cuando se consumen hechos de violencia.
Los pocos ciudadanos que entienden el conflicto argumentan que es simple delincuencia, mientras que otros entienden que existe una reivindicación legítima por parte del pueblo mapuche y que su actuar obedece a una defensa contra un Estado beligerante, opresor y usurpador de sus tierras. El conflicto a extendido muchas matices y como siempre grupos de extrema izquierda y anarquistas, quieren apoderarse de su lucha llamando a los detenidos mapuches “presos políticos mapuches” una muy exagerada definición entendiendo que tenemos hace 20 años una democracia fiable con un Estado de derecho en donde todas las instituciones funcionan con apego a la ley. También no podemos desconocer que muchos comuneros mapuches enfrentan duros procesos judiciales en donde se les aplica la “ley antiterrorista” una calificación jurídica que castiga el hecho punible de una forma extrema. Entendiendo que las diligencias investigativas no logran un total convencimiento en muchos juristas, que insisten que la ley está mal aplicada al no encontrar una estructura de organización criminal en donde su activo político sea el uso de armas y técnicas de guerra irregular compuesta por subersivos.
Después de declarada la independencia de nuestro país, tanto la historia en general como el Estado de Chile se han encargado de relegar a nuestros pueblos originarios hasta confinarlos en la provincia de la araucanía ubicada desde el río biobío hasta el toltén. Es que desde muy pequeños se nos enseña que el pueblo mapuche opuso una feroz resistencia al invasor conquistador español, pero con el pasar de los siglos la identidad propia y el mestizaje criollo provocaron la marginación del pueblo mapuche, que fue opacada por el sentimiento de nacionalidad chilena al obtener nuestra independencia. Y es sabido por muchos que en las ultimas batallas realistas se alistaron comuneros mapuches en las fuerzas españolas. También la historia cuenta que en los diferentes combates que sostuvieron los famosos hermanos pincheiras, se alistaron en sus filas muchos comuneros y loncos mapuches para combatir al reciente Estado y gobierno. En este contexto es como podemos afirmar que el pueblo mapuche solamente tenía su interés puesto en defender su tierra y cultura, negando total coexistencia pacífica contra cualquier agresor ya sea de color español o chileno los llamados “Huinca”. Es por esta misma razón que la historia señala que el pueblo mapuche fue diezmado y eliminado por el Estado chileno. Aunque los distintos grupos mapuches, pecaron en soberbia y en la falta de entendimiento con la nueva autoridad.
Finalizada la guerra del pacífico Chile se consolida como una nación fuerte y hegemónica en la región, ganando un extenso y rico territorio por el norte, pero cortado por la resistencia mapuche que niega entregar sus tierras y someterse al control jurídico que les demanda el nuevo y moderno país. Es por tal razón que en 1861 bajo la tutela del presidente José Joaquín Pérez se inicia la llamada “pacificación de la araucanía” intervención político, social y militar en tierras mapuches que fueron dirigidas por el coronel Cornelio Saavedra. Este plan nace ante la urgencia del gobierno de evitar la proclamación de una nación con Estado propio mapuche, en donde el francés Orélie Antoine se autoproclamó primer rey de la araucanía. Con la guerra del pacífico en pleno desarrollo las acciones de ocupación se terminan, concentrando las fuerzas militares en el norte. Cuando finaliza el conflicto es bajo el mandato del presidente Domingo Santa María que ordena terminar con la pacificación de la araucanía, bajo las ordenes del nuevo coronel Gregorio Urrutia distinguido militar de la guerra del pacífico. En esta etapa de la pacificación se logra reducir las fuerzas de combate mapuches, como también en instalar vías de comunicación como telégrafos, ferrocarriles y se fundan fuertes y ciudades como Angol y Temuco. Es así como podemos afirmar que el pueblo mapuche queda reducido y arrinconados en su totalidad camino hacia la precordillera. Esta sangrienta ocupación militar es recordada por la historia como un duro conflicto interno que le costo al pueblo mapuche más de cien mil hombres.
El resto del siglo XX el pueblo mapuche pasa desapercibido de la totalidad de la vida pública nacional, salvo excepciones como es el caso de la emigración indigena hacia las grandes urbes como Santiago. Ya en el gobierno militar el general Pinochet tuvo una política bien cercana con algunas comunidades indígenas, en donde recibieron apoyo material para cultivar y producir sus tierras y en otras oportunidades se les entrego terrenos con títulos de dominio a comuneros mapuches. Con la llega de la democracia, los gobiernos de la concertación han acercado a distintas comunidades a la vida civil y se avanzo mucho en temas contra la discriminación indígena en el país.
La CONADI es un claro ejemplo que el Estado de Chile tiene principal interés en solucionar y acoger al pueblo mapuche a la realidad nacional. Y es que a pesar que se diga lo contrario, hemos integrado en estos pocos años a las distintas comunidades mapuches con becas para la educación superior, se han construido consultorios de medicina alternativa con curanderos mapuches y en distintas actividades protocolares del Estado son incluidos los mapuches, siendo el mejor reflejo de este acercamiento el desfile que protagonizan comuneros mapuches, en la parada militar para el día de las glorias del ejército. Claro está que nos falta mucho por avanzar, sobre todo en materias de reconocimiento cultural y en la discriminación que sufren a diario. Pero hay que considerar también que muchos comuneros y comunidades mapuches se han dejado llevar por actos de prepotencia y falta de respeto que ha impedido muchas veces dialogar y negociar para encontrar solución a sus demandas. En muchas ocasiones los mapuches se ven atrapados en conflictos con particulares siendo los tribunales de justicia la autoridad competente para resolverlos, pero algunas comunidades han optado por la vía de la violencia como la ocupación y los ataques a propiedades. Lo que no podemos dejar de mencionar es que algunas comunidades son obstinadas y su condición actual obedece a sus complejos de resentimiento de las nuevas estructuras de orden económico y social de un país moderno, en donde pretenden recuperar sus tierras a una suerte de viejas disputas sentenciadas hace tiempo, muchas veces por ellos mismos. En el año 2002 una entrevista causó mucha controversia por los dichos del historiador y premio nacional de historia Sergio Villalobos, en donde vociferaba que los mapuches eran simples burgueses, que cambiaron sus tierras por tinajas de vino, animales y espadines.
Ante los difíciles momentos que atraviesa el conflicto es deber de todos nosotros de construir una patria que reconosca y acepte a los pueblos originarios, porque son parte de nuestra identidad, como también es deber de los comuneros de las distintas etnias indígenas de promover el dialogo y de someterse al Estado con sus distintas instituciones que lo conforman. Pero lo que no podemos justificar son los hechos de violencia que empañan y ensucian la imagen de nuestro país y que rompen el ordenamiento político y jurídico de nuestro Estado.


Bastian Pinto San Martin

1 comentario:

Pensála bien, hermano! dijo...

Por fin encontré una postura equilibrada frente a un tema del que no podemos huir. Como profesor de español en el Brasil y como autor de libros para que los chicos brasileros aprendan nuestro idioma y nuestra cultura latinoamericana, éste es uno de los temas que me preocupa para que sea divulgado y "trabajado".
gracias por tu aporte.

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